El cierre de este año, dejando atrás lo que fué y lo que ya no será.
Contenido en mi libro ANTROPOFAGIA
Con el alma de par en par para la sorpresa que un nuevo ciclo vislumbra.
ANTROPOFAGIA
Para comprender, me he destruido.
Comprender es olvidarse de amar.
F. Pessoa
No siempre se trabaja con un fin especifico, acotado a un tema; las imágenes, las curiosidades y lo cotidiano es sublimable cuando con sorpresa se mira. Así pues, cada año reviso esas fotografías, las permeadas por el día a día y su banalidad o sensible trascendencia. Con ello hago un libro que resume lo que decido recordar de ese tiempo especifico, lo que deseo defina esa etapa.
Este año, a ese libro lo titule “Antropofagia”, antropofagia del ser amado, antropofagia amorosa, antropofagia suicida, antropofagia de lo humano. Es buscar en lo cotidiano las huellas del placer y dolor, del goce como ejercicio constructivo y destructivo.
Es aquí que veo el miedo conviviendo con la certeza, la certeza conviviendo con el deseo y al deseo con la muerte. Todo ello devorándose para luego regurgitar una y otra vez.
He incluido imágenes de diarios, del pensamiento del “otro” así como la transcripción de esos diálogos internos y los hechos para ser leidos; sumados, encimados y permeados unos con otros, ilegibles a simple vista, como lo es en la cotidianeidad compartida, pero que al sobreponer un filtro de color podremos leer unos y otros de manera separada, como en realidad, nunca existieron.
Me es imprescindible en esta narrativa incluir los MSN recibidos, como guía temporal-emocional de aquello que acompaño, definió y dicto mucho de lo que los libros contienen, siendo todo este grupo un libro de artista en diferentes niveles, de ida y vuelta, ilegible y a la vez exorcista.
Nirvana Paz
AGRADECIMIENTOS:
A mi familia: Leticia Cortes, Sergio Paz, Itzia Paz, María García-Ibáñez, Nuria Ibáñez, Valentina Siniego, Alix Almendra, Marisa Camara, Kirikou y Cous Cous.
A Mario Romero B. por motor y encrucijada.
Antropofagia es un diario visual, y como todo diario es una ficción extendida a lo cotidiano y sus interpretaciones.
Ni el pormenor simbólico
de reemplazar un tres por un dos
ni esa metáfora baldía
que convoca un lapso que muere y otro que surge
ni el cumplimiento de un proceso astronómico
aturden y socavan
la altiplanicie de esta noche
y nos obligan a esperar
las doce irreparables campanadas.
La causa verdadera
es la sospecha general y borrosa
del enigma del Tiempo;
es el asombro ante el milagro
de que a despecho de infinitos azares,
de que a despecho de que somos
las gotas del río de Heráclito,
perdure algo en nosotros:
inmóvil.
de reemplazar un tres por un dos
ni esa metáfora baldía
que convoca un lapso que muere y otro que surge
ni el cumplimiento de un proceso astronómico
aturden y socavan
la altiplanicie de esta noche
y nos obligan a esperar
las doce irreparables campanadas.
La causa verdadera
es la sospecha general y borrosa
del enigma del Tiempo;
es el asombro ante el milagro
de que a despecho de infinitos azares,
de que a despecho de que somos
las gotas del río de Heráclito,
perdure algo en nosotros:
inmóvil.
Jorge Luis Borges
