(...)Ana Carolina Camarena presentó una mesa de diálogo rica y diversa en sus procesos de desarrollo de proyectos con los artistas Eduardo Muñoz, Nirvana Paz y Paola Dávila.
Eduardo, cubano residenciado en Estados Unidos, presentó una serie de trabajos con una carga emocional intensa. Reveló dos premisas importantes en su trabajo: la referencialidad o el estudio profundo de autores que influencian directamente su obra, y la fotografía como rescate de la memoria. En su proyecto Restless, Eduardo construye imágenes superpuestas y proyectadas. Recrea una puesta en escena con proyecciones de fotografías propias, objetos y archivos familiares donde aparece su abuelo, quien fuera desaparecido de todos los archivos y registros de Cuba por ser considerado traidor por la Revolución Cubana, creando una suerte de collage visual lleno de simbolismos en lo emocional, lo político y lo fotográfico.
Nirvana Paz trabaja la técnica de la cianotipia como herramienta y lenguaje al mismo tiempo, nos hizo un recorrido desde sus primeras obras hasta sus últimos trabajos, donde pudimos apreciar como la artista crea en su desarrollo de obra una narrativa que inevitablemente empieza en la experimentación y se va consolidando con el trabajo constante y la investigación en un lenguaje propio, identitario y sólido. Nirvana asume el “silencio” como discurso, como herramienta espiritual y tácita que guía sus obras.
Estas experiencias y formas de abordar los procesos creativos y técnicos que los autores y especialistas nos regalaron durante tres jornadas, acumularon al final de los días interesantes aspectos de la fotografía y post-fotografía que como autores, estudiantes o investigadores nos marcan puntos de partida para estudiar, experimentar o simplemente asumirlos como un conocimiento muy cercano de los procesos artísticos ajenos. El público se mostró receptivo y concurrente, algo importante para este tipo de eventos
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Antes de concluir me gustaría añadir que sentí la ausencia de la fotografía local en el panel de artistas invitados, salvo la exhibición de Iván Manríquez, exposición que celebro, no sólo por el acento local sino por situarse en un espacio alternativo a los círculos de la cultura del estado. También, hubiera sido una oportunidad de oro incorporar a las charlas la importante exhibición del PFC 2015, una muestra relevante de lo que se produce en Nuevo León, que estaba a pocos metros del auditorio. Sin embargo, nos vamos con un muy buen sabor de lo que se vivieron estos tres días y agradecidos con los organizadores que siguen manteniendo este espacio para la reflexión y el diálogo entorno a lo fotográfico